Aliento para Los Pumas desde la cárcel

Los Toros, el equipo de internos del Complejo Penitenciario III de Eldorado disfrutó del triunfo de Argentina ante Samoa. Un día distinto para quienes anhelan volver a ser libres

Por Diego Vain

Dicen quienes están adentro de una cárcel que las horas parecen ser más largas de lo normal. Que los minutos no corren. Que todo se vuelve más oscuro y que a veces ya no se distingue un día del otro. Solamente el sol que se filtra entre los barrotes marca que arranca un día y que se está por terminar.

Así eran los días de varios de los internos del Complejo Penitenciario III de Eldorado hasta 2016, cuando en septiembre de ese año se puso en marcha el proyecto Tackleando Muros. Mariano Hernando llegó desde afuera para, a través del rugby, intentar mejorar la vida de los internos. Para tratar de darles herramientas no sólo deportivas, sino también educativas y formar a esas personas que, por distintos motivos, terminaron dentro de una cárcel.

Fueron paso a paso, pero Los Toros, el equipo de los internos del penal de Eldorado, fue alcanzando metas y objetivos. De hecho, el año pasado se convirtió en el primer equipo en contexto de encierro que participó de un torneo oficial avalado por la Unión Argentina de Rugby (UAR).

Hoy en el Módulo C del Complejo Penitenciario III de Eldorado se habla en idioma de rugby. Ruck, scrum, maul, tackle, los fowards, los backs, son los términos que se escuchan antes, durante y después de los entrenamientos.

Quienes entran al equipo tienen privilegios, pero también obligaciones. No cualquiera puede ser un Toro. No cualquiera puede vivir en alguno de los pabellones del Módulo C. Hay que tener buena conducta, estudiar y trabajar. Hace algún tiempo los mismos jugadores detectaron que el consumo de drogas es un problema y la solución fue que, para jugar, no hay que consumir.

Saben que afuera se equivocaron, que por los errores de su pasado terminaron dentro de una cárcel. Muchos no conocieron, ni afuera ni adentro, más que la violencia. Sobrevivir era la meta. Tratar de que los días pasen y sean lo menos malos posibles, porque claramente no eran buenos.

Estar en Los Toros es un privilegio en todo sentido. Los entrenamientos son fuera del penal, en El Rodeo, la cancha que los mismos internos prepararon para poder jugar y practicar. Que puedan salir dos veces por semana y el fin de semana a jugar conlleva un gran despliegue de los trabajadores del Servicio Penitenciario y una logística de seguridad. Pero para el equipo es libertad.

Cuando no salen a entrenar lo hacen dentro del patio del módulo, en un gimnasio que prepararon ellos mismos. Barras de hierro y pesas de cemento. Bancos de madera y pelotas llenas de arena para tratar de agarrar ritmo. Para estar listos para cada partido.

Pero ser un Toro es más que eso. Se formó una familia, quizás para muchos fue la primera vez que sintieron eso, que fueron parte de algo más grande. Que tuvieron contención y un sentido de pertenencia que afuera jamás habían tenido.

Que no se malinterprete. No es lujo lo que tienen, sino una condición más digna dentro de la cárcel. Tampoco es un cuento de hadas. Todos saben que están en ese lugar por las cosas malas que hicieron afuera, pero creen en las segundas oportunidades. Creen que se las merecen, pero también que primero tienen que demostrar que cambiaron. Que cambiaron de verdad.

El rugby para muchos de los que están ahí es todo. Como para Perry (Claudio Dos Santos), quien a sus 30 años cambió hasta su manera de comer. Empezó a estudiar, a meterse en el mundo de la nutrición y de la gastronomía. Necesita fuerza para jugar los fines de semana. Sueña con volver a la vida en libertad y jugar en algún club de la Urumi. “Tiene muchas condiciones. Si estuviese afuera sería titular en cualquier club”, confiesa Mariano Hernando, entrenador de Los Toros.

Para Nahuel Duarte, el capitán del equipo, hay un doble compromiso. El de los de afuera para los de adentro y viceversa. Es decir, Hernando llegó con una idea y un proyecto, pero son los mismos internos los que le fueron dando forma a la idea y los que hoy aportan los cambios necesarios. Armaron la estructura como la de un club. Tienen un equipo, ayudantes, personas encargadas del tercer tiempo y hasta un árbitro: El Viejo.

“Creemos que primero tenemos que demostrar, pero que meremos una oportunidad de hacerlo. El rugby es la forma que tenemos, pero también hacemos muchas otras cosas acá adentro”, relató el capitán de Los Toros.

Carlos Monzón (sí se llama igual que el excampeón de boxeo) muestra feliz la indumentaria del equipo. Es que aprendieron a fabricar ropa y a hacerla ellos mismos para el equipo, además de un montón de otros productos. Otros se dedican a la carpintería y todos a estudiar.

Antes del inicio de Tackleando Muros en 2016, más del 60% de los internos eran analfabetos. No sabían ni leer ni escribir. Hoy, gracias a las exigencias de ser parte de Los Toros, cada integrante del equipo tiene que estudiar. Casi todos terminaron la primaria, muchos están cerca de recibirse de la secundaria y otros tantos realizaron un terciario. El deporte los llevó a esa faceta que antes no conocía y pensaban que no servía. Hoy tienen claro que sin educación nada será posible afuera y que hay muchos pibes afuera que tampoco entienden que la educación es el camino para no terminar en un lugar tan sombrío.

Rugiendo a la par

El pasillo principal del Módulo C del Complejo Penitenciario III de Eldorado no es como el de otras cárceles. Está pintado, iluminado, hay libros, fotos, camisetas. Hay rugby. Hay rugby en las camisetas de cada uno de los equipos que fue a visitar a Los Toros a la cárcel. Hay fotos de equipos, de ellos mismos. Hay pelotas pintadas con toros. Hay libros, de todo tipo, y esculturas que fabricó Cirilo, ex capitán del equipo y, según cuentan, un gran artista.

De fondo el partido y un pasillo armado a la medida del rugby.

Hay otro clima. Los otros módulos son “bien picantes” cuentan los internos. “Ahí se sobrevive, pero es complicado”, agregan. Todo el que quiera pasarla un poco mejor dentro del penal sueña con estar en Los Toros y Los Toros sueñan con festejar con Los Pumas.

El viernes Argentina se jugaba una parada brava ante Samoa en la Copa del Mundo de Francia. Tras la dura derrota ante Inglaterra en el debut, el conjunto albiceleste que tiene en el plantel al misionero Martín Bogado, estaba obligado a ganar para ilusionarse con avanzar de ronda.

Ese día hubo entrenamiento en El Rodeo, pensando en el partido que este domingo Los Toros tienen ante Carayá, club que siempre los incentivó en su lucha por jugar y formarse como jugadores.

Los rugbiers de Los Toros se sentaron a ver y, sobre todo, a sufrir, el 19-10 de Argentina ante Samoa. A sufrir porque Los Pumas no pudieron cerrar el encuentro antes y solamente el penal de Nicolás Sánchez sobre el final les dio alivio a los de camiseta celeste y blanca y a Los Toros, que festejaron el triunfo de los Michael Cheika como los de la Scaloneta el año pasado.

Ojalá el destino sea el mismo: traspié en el debut y festejo en la final. Falta mucho, queda mucho camino para recorrer y mientras Los Toros desarman todo lo que armaron para ver el partido, la cabeza sigue en modo rugby. Siguen pensando que es la manera de hacerse mejores, si es posible, dentro de una cárcel. El rugby, para Los Toros, es mucho más que rugby.

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