Los nuevos, los viejos y una ilusión renovada

Argentina arrancó las duras Eliminatorias con un triunfo que dejó entrever que el camino al Mundial 2026 vendrá aparejado de recambio, pero del bueno

Por Diego Vain
Cuando se terminó el Mundial de Rusia para Argentina, con ese 4-3 (que para muchos seguramente será 4-2 en la mente) en la lejana Kazán, todo parecía lejano. Ganar la tercera estrella era, prácticamente, una utopía. Ser un equipo protagonista parecía, también, algo casi imposible. Lionel Messi, tras un nuevo dolor, decidió no jugar más durante ese 2018 y el panorama era, en el mejor de los casos, complejo.

Otro Lionel, Scaloni, tomó el mando casi fortuitamente. La historia después es feliz y conocida. Argentina ganó la Copa América 2021, la Finalissima 2022 y la Copa del Mundo en Qatar. Pero ese camino no fue tan alegre en sus comienzos. Después de un interinato que convenció y de una Selección que tuvo el recambio que se necesitaba desde hacía varios años, el de Pujato tuvo su primer gran reto: la Copa América 2019.

En ese torneo Argentina fue de menos a más y el DT encontró la base. La famosa base, la bendita base. La Selección tuvo a Leandro Paredes, Rodrigo De Paul y Gio Lo Celso como los abanderados de una nueva generación que quería cambiar el destino. Junto a Messi lograron rápidamente congeniar dentro y fuera de la cancha. Todos aprendieron. Los jugadores y el cuerpo técnico.

Después de ganar la Copa del Mundo en Qatar 2022, de los merecidos festejos, Scaloni y su grupo empezaron a darle forma a un nuevo ciclo mundialista. Porque Argentina será el mejor y tendrá al mejor dentro de la cancha, pero la Fifa dispone que, de todas maneras, juegue la Eliminatoria y se gane su lugar en el próximo Mundial.

El debut ante Ecuador dejó muy buenos rendimientos, como el de Cuti Romero, De Paul y otro golazo para un cuadro de Lionel Messi. Un nuevo récord del 10, que ahora es el máximo goleador de la historia de las Eliminatorias sudamericanas junto a su amigo Luis Suárez, y tres puntos.

Pero en el Monumental hubo algo más. El público festeja y seguirá festejando la tercera estrella y está perfecto. Dentro de la cancha los jugadores saben que el camino hacia el Mundial será más que complicado, pero en la previa, entre los aplausos para los campeones del mundo, también hubo aplausos para los nuevos.

Alejandro Garnacho recibió el cariño de los hinchas de la selección que decidió defender. El delantero de Manchester United tendrá los minutos que pueda cuando los partidos así lo dispongan, pero hay una clave para el cuerpo técnico: tiene que estar.

A Scaloni le tocó lidiar durante 2018 y 2019 con una generación que tenía en sus espaldas más de 100 partidos en la Selección y otros que nunca se habían puesto la celeste y blanca. Un contraste que puede ser muy complejo de gestionar. A la luz de los resultados parece que todo salió bien, pero el cuerpo técnico no pretende que este nuevo recambio sea así.

Por eso hoy la Selección tiene a jugadores estrellas y con récords por batir en cuanto a presencias, como Di María y Otamendi (ni hablar de Messi que va por los 200 partidos con Argentina) y otros como Garnacho y Facundo Buonanotte, que empezaron a dar sus primeros pasos en la mayor. La transición se da también, y no es menor, en el marco de la alegría por ser campeones del mundo.

El 0-0 del entretiempo ante Ecuador hubiese tenido otra respuesta del público en el Monumental en otro contexto histórico. Hoy, la Scaloneta tiene más licencia. No para perder o jugar mal, sino para que no todo sea un constante reproche. Al contrario, el público le agradece, cada vez que puede, a esos jugadores que tantas alegrías le dieron desde 2021 hasta el presente.

Argentina empezó a desandar el camino que, ojalá, lo lleve a una nueva Copa del Mundo, a la defensa del título. La Scaloneta empezó a desandar su transición, porque, mal que nos pese, Lionel Messi un día decidirá decir adiós y solamente nos quedará decirle gracias. Por suerte, Scaloni ya empezó a darle lugar a los nuevos, que se juntaron con los viejos para darnos una nueva ilusión.